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Mostrando las entradas de 2017

manzana de las luces / 17-12

Si la columna nunca se desmorona ¿sabrás que estoy en su vestido duro, apoyada mi cabeza, la lengua rígida, los ojos cosidos? ¿Sabrás que pienso en tu envoltorio, la palabra desviada en el cemento? Si tu cuerpo fuera esa columna, apoyada mi cabeza, los ojos rígidos, la lengua dura, ¿sabrás que se desmorona mi vestido en tu palabra? María Kril

nueva presentación 17 de diciembre

sergio guerrieri, diario hoy

Sergio Guerrieri, una consagrada pluma que trascendió los límites de la ciudad, brinda un taller de formación en el que los asistentes devienen en cultores de la palabra escrita   Con tan solo 10 años, tras ganar un concurso literario sobre la vida de Melchor Romero,  Sergio Guerrieri  ya sabía que tenía vocación de escritor. Hoy, con 36, este platense que tiene en su haber varios libros publicados de narrativa y poesía brinda un taller de formación de escritores, en el que más de 90 personas intentan plasmar toda su creatividad en el difícil arte de combinar las palabras. El ecléctico Guerrieri, quien antes de abocarse de lleno a la escritura estudió Sistemas, Letras en la UNLP y Coordinación de talleres, y además se desempeñó como corrector de textos jurídicos, obtuvo diferentes distinciones y premios de renombre por sus obras Desnudos en Quarently, Ritual de cacería y Pozo, todas editadas por la Biblioteca Nacional.  El currículum de este hombre parece interminable

poemas sociales, estela zanlungo

Enemigo Con qué papel se imprimieron los libros que leyó el hombre que hoy se levanta armado delante de otro como él de piel oscura como él de madre que limpió baños como la suya y zurció el guardapolvo doblada en la cocina después de un día largo? ¿Se sentarían juntos esos dos se pasarían papelitos con respuestas difíciles se empujarían frente al bebedero y saldrían del hombro,  hechos uno con las bocas mojadas de gusto transpirados y rojos, a formar? En tardes como ésta los dos van a a plaza, uno lleva un cartel escrito a mano y el otro un uniforme igual al de los buenos a la hora de la leche. A metros, nada más alguien levanta la copa de champagne  y con la boca llena dice cheers.                                                             Septiembre El poema decía que el cambio de estación entibiaría el aire. Debe ser cierto, porque el gato de al lado viene temprano a chuparse un costado de luz en la esquina del

estela zanlungo, "preguntamos"

Preguntamos ¿Alguien sabe qué será de la vida de Santiago, si anoche durmió bien, dónde pasó la tarde, en quién pensó mientras trataba de cruzar el río, si tiene un par de medias secas para cambiarse? ¿Alguien lo vio volver a casa, prender el fuego para entrar en calor, llenar la pava a la mitad, tirar la yerba de ayer en una bolsa? Dicen mi madre que no hay  cosa peor que irse a dormir con los pies fríos. Mamá, un hombre solo frente a un ejército, está desnudo para siempre.

20 de agosto en la manzana de las luces

Intervenciones poéticas: 20 de agosto, en La manzana de las luces.

Reunidos, entrelazamos la boca al juicio justo de la palabra que corta sobre disciplinas de lo distinto; manos se impulsan a un viaje como texto hacia el mundo: lo que somos nos recuerda lo que somos en el destino del lenguaje. El ensamble existe dentro de cada uno y con el otro, de modo que lo suelto que no termina de caer y deformarse, nos enseñe a pensar, porque, qué, si no la escritura, revela el silencio de lo escrito.

Presentación en La Manzana de las luces

Presentación de Poetas de la Biblioteca: poesía escénica. 20 de agosto, Manzana de las luces. 19hs. Nada de lo convencional es parte de esto. El viaje, pequeño pedazo de texto hacia el mundo. ¿Qué, si no la escritura, revela el silencio de lo escrito?

reducción del daño, por ayelén rives

El ruido Dicen que es tiempo y bueno de oír el son del cuerpo verdadero, de sentarse a mirar la calma chicha del atardecer. Pero ni chicha ni calma, me voy desoyendo las voces que señalan los caminos rectos. Desoigo también mis pequeñas rebeldías, les corto el pelo, las hago sonreír para la foto, y recién entonces me doy cuenta de su falta de naturalidad, de su coraza de piedra. Desoigo las caras del mundo, como andan todos, desoyéndose, gritándose en la nada mientras los murmullos se agitan dentro. Desoigo por último el silencio, por miedo a lo que las cosas sin palabras puedan decir. Reducción del daño Cuanto más largo el pelo, más densos los pensamientos, todo de un seco quebradizo. Los claveles del aire colgando largo me rozan el pelo, recuerdo. Pienso en llevarte un cactus pero ya es demasiado tarde. La habitación humedecida se hunde conmigo dentro (es decir, dentro una jauría hambrienta persiguiénd

What shall i do?, por ayelén rives

V ¿Qué hago yo? Silencio en el campo si el viento no sopla. Miro esas flores blandas y sus raicillas, pruebo el pasto duro de comer, rasco la corteza del sauce llorón y su savia resinosa se pega a mi piel. Yo no estoy hecha del mismo material. Ellas tienen su razón de ser: las vacas se alimentan del pasto y de las flores, nosotros comemos nuestras vacas. El color de la mañana, ellas lo dictan; después de la nieve también florecen. ¿Qué hago yo? Me acomodo sobre las hierbas tiernas que desbordan entre las piedras y el arroyo. Abrazada a las rodillas, evito mirar el valle poblado que se abre al otro lado del agua. ¿De qué estoy hecha? Un agujero en el estómago. V What shall I do? Silence in the countryside if the wind doesn’t blow. I look at those tender flowers and their little roots, I taste de grass, hard to eat, I scratch the bark of the weeping willow and its sap sticks to my skin. I’m not made of the same material. Th

equus, por silvia makler

Il tombe la nuit, avec son poid d´ambre et rien se laisse écouter, rien ne s´écoute pas ni voix, ni chant, ni arbre, ni fleur ni violon, ni plainte il n y a que le lente passage des souvenirs et des désirs, le démessuré galop il n y a que chevaux rien que chevaux Cae, con su peso de ambar, la noche que nada deja escuchar, ni nada escucha ni voz, ni canto, ni arbol , ni flor ni violín, ni lamento solo el lento pasaje de los recuerdos y el desmesurado galope de los deseos solo caballos nada más que caballos.

winnipeg city, silvia makler

WINNIPEG CITY AU CENTRE DU COEUR DU MONDE AU DESSOUS D´UN TALIT DE PAPILLONS BLANC UN OBSCUR ANIMAL AIME SA BLESSURE IL Y A UN TRAIN QUI FUIT L´ ENFANCE ET DERRIÈRE LE VOILE GRIS QUI NOUS ENDORME ÉTINCELE TOUT CE QUI EST PERDU AU LOIN LA VILLE SUPURE SA TRISTESSE C´EST PAR CELA QUI LES FEMMES METTENT DU PARFUM CHEZ LE COIFFEUR, DAN SON AIR MALSAIN en el centro del corazón del mundo bajo un talit de mariposas blancas un oscuro animal goza su herida hay un tren que huye de la infancia y tras el velo grisaceo que adormece está brillando todo lo perdido lejos la ciudad supura su tristeza tal vez por eso se perfuman las mujeres en el aire rancio de las peluquerias

Grapes, by maría kril

Grapes My father put purple hearts on the table. The explosion carved just on my mouth the wood, wet by the wine. I was able to hold the bottle that cut my fingers and the tiny seed, again in the bubbles of blood. Uvas Mi padre puso sobre la mesa corazones morados. La explosión tallaba justo en mi boca maderas humedecidas por el vino. Pude sostener esa botella que me cortó los dedos, y en los globos de la sangre volver a ser la pequeña semilla.

"mujeres", por maría kril

MUJERES Me arranqué los siglos, las enaguas. ahora apenas un tul me cubre las caderas. La transparencia invade y cristales rotos y blancos cortan un terciopelo. Hacen tiras finas desiguales que a un mismo ritmo caen al piso. Yo recojo una, solo una, me ato el pelo pero sangra. La soñadora empuja el aire canta detenida por momentos en un puente se sienta recortada con las manos de su voz estremece la ondulación del agua y rebota su imagen hasta el cuello encendido cae escucha en sí misma el fondo de pasión agotado salpica la música.

estela zanlungo

I Swimming I embrace the stream and get into the skin of foam; submerged up to my navel, an old rhythm takes me away. It’s already night on the other side. A man and a woman make a fire and sit down to stare into it. I see them soften just a little flame reddish the bodies weightless. The gurgling water distorts the voices; I hear them saying unmentionable words. I A nado me abrazo a la corriente y entro en la trama de la espuma; una cadencia antigua dispone por mí, voy sumergida desde el vientre. Del otro lado ya es de noche. Una mujer y un hombre hacen fuego y se sientan a mirar. Yo los veo ablandarse mínima llama rojos sin el lastre del cuerpo. El ronronear del agua distorsiona las voces; los oigo decir cosas innombrables.

poemas del libro "yana wayra", por teresa orbegoso

I  Hemos muerto sin luz nuestros hermanos quedan como este gemido que evoca mi violín II   Nuestra voz se sostiene y les responde soy tu otra historia tu hijo tu hermano tu padre y otra vez tú tu verdad en silencio despierta   III Bebo del susto escondido en la tierra los muertos los postergados invisibles muertos y los vivos  ¿también comerán de mi corazón? IV Alguien me nombra es la voz que viene a contarme de los wankas las piedras gigantes Siento en mi corazón la pregunta ¿maymantam chayamunki? (¿de dónde vienes?) V   En silencio el Tahuantinsuyo se hace Las huacas  marchan para destruir este tiempo Wiracocha me cierra los ojos ya nada será hecho con mis manos el temblor de las hojas se mete por mi boca borra la luz de las cosas Padre vuelve entra en mi corazón llénalo de ceniza

pozo, por sergio guerrieri

I Dentro del hambre, hay un animal, cerdo, cordero o sabueso; dentro de su piel  hay un hombre que intenta devorarse a otro. Tu deseo, amor mío, es un mendigo a ambos bordes  de un arroyo, dos extremos sin dignidad  ni apariencia propia. II Dentro del animal hay un sueño, dentro del espejismo traspaso el cristal. Me hago transparente allí y dejo que mires a través. Eso que brilla al otro lado es una realidad, algún tipo de lirio, alguna clase de agua navegable. III Dentro del cristal todo es silencio, y dentro de esa red está la palabra “padre”, la palabra “cordero”, la palabra “digno”. Detrás de una ventana todo lo que puede verse le pertenece al lenguaje. Ese vacío impronunciable aguarda a que llegues. VII Dentro de la noche alguien zarpa por la costa, intenta huir, sin viento, sin rumbo, flotando dentro de su razón; otro lo mira: ése que lo despide es un vacío: un bote, agua, la madeja de piel con la que ya no se cubrirá en el viaje. X De

ayelén rives: dos poemas de "morada"

. IV Raíces al aire, la tierra descuajada. Ella ha tenido la fuerza de voluntad que no hemos podido cultivar nosotras; por el contrario, cuna de los miedos, localización corpórea de lo no posible. Visitar la infancia para demolerla con el hastío. Desembolsar historias siempre incompletas, acovacharse de siesta, comida y vacas, de palmeras con lagunas artificiales, de personas que murieron, personas que engordaron, de lugares a los que sólo cambió la herrumbre, lugares que no están en su sitio, olor a tilo y pesticidas. La historia de manual, esquina y pampa. Acerca de la imposibilidad Todo el tiempo negándose a la puerta, siempre oponiéndose al paso de entrada como si se tratara de una montaña pero, después, es una cortina por correr y ya no hay para qué atravesarla. Deseo. ¿Dónde estuve yendo tantas veces mientras miraba el paisaje a mis espaldas? Tengo un puñado de metáforas instantáneas bajo la lengua. ¿Dónde estuve yendo tantas veces? Miraba e

pinacoteca 21, por silvia makler

PINACOTECA 21 in memorian Amedeo Modigliani Retrato Jeanne Hebuterne 1920 la escena es en París y hay nieve sobre la ventana. La imagen puede contener: una persona, esa mujer está sentada y tiene una mano cruzada sobre el pecho como si fuese una flecha que marca el camino hacia algún palacio deshabitado; también sus ojos están vacíos y todo el frío y la grisura del invierno penetran por esa ventana, pero ella está inmóvil sostenida por la larga sombra de su cuello mientras que un extraño y bellísimo judío de Livorno la desdibuja entera después la desventura   la ventana y ese esbozo trunco que yace en la nieve. CAMPISINO/CIRCA 1912 de las tres figuras nacidas de la mano del artista elijo al carpintero tal vez porque ese rictus  en medio de su boca viene del aire gélido que circunda la dacha o tal vez porque me habla el temblor de sus manos sosteniendo su arma de trabajo mientras un brillo nuevo derrama de sus oj

maría kril, "poemas en el diván"

PRIMER SUEÑO PREMONITORIO Me pide que recuerde. Y yo tengo la vaga escena de un corazón en una jaula. Llamé a mi madre la mañana del domingo y le dije "está muerto". Desperté como si viniera de otro mundo y la imagen ya estaba. Quietito, amarillo en la estrechez de su casa, los ojos, dos puntos sobre los barrotes. Me pide que recuerde más. "Está muerto", le digo. ¿Qué más que la vaga escena con dos corazones en la jaula? TRES DEBAJO DEL TECHITO Esto no es cuento. Pero lo cuento con palabras ligeras para que la imagen no se fije tanto. Los cinco años de un niño no pueden quedar flotando bajo un techo de nieve. Si el padre apuntalara los barrotes y la madre esperara atenta a que el vehículo pase, la hermana podría estar o no, daría lo mismo. A los cinco años la imagen se suspende en todas las palabras desconocidas. Y si no conoce tanto ¿cómo podrá explicarlo? Al desamparo, los tres bajo el techo tiritan de frío como si el que no está hubier

reseña: "ventana lateral", de alejandra aguirre

dos de "soñar con agua", de estela zanlungo

1 En la casa del sueño ya no hay nadie: luz rasante de las siete   que le alisa los patios recién baldeados. Un olor a piel transpirada de los abuelos me devuelve a la hora de la siesta. Cuando digo no hay nadie estoy diciendo que no me abren. 2  El riesgo de saltar la zanja por el lugar más ancho: un hormigueo atraviesa la siesta los ojos encallados en la orilla contraria. El jadeo parejo de la respiración una pausa en el esfuerzo del impulso.     Todo un despliegue de poder para ése que me mira desde enfrente.

la estación del sol oblicuo, estela zanlungo

1 Hecha un nudo en el vientre de mamá, la cabeza atascada, ya  presentía lo esencial de estar sola. Ahora, un látigo atraviesa la curva de la espalda. La lucha, cuerpo a cuerpo, se parece a las siestas del amor. El final de la noche se adhiere a los postigos dos vértebras abajo de la mañana que no llega. Yo alucino con moras que arranco de los árboles para hacer dulce, y con un pueblo sacudiendo sus miguitas de pan sobre la costa amalfitana. Aquí, el silencio de  la casa carga el aire de ruidos irritantes como una radio que sintoniza mal. Y nadie que pregunte querés un té. 2  Un escozor bajo los pliegues de la pollerita; los perros malos de la calle, brilla ese ojo directo a la garganta, el sol haciendo foco en el colmillo lento como una calesita. De pupila a pupila nos enlazamos; él nota ese temblor de flor que se desgaja en mi rodilla, yo  percibo la espuma de  su aliento antes de arquearse. La