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alejandro castro

I
soy la sangre
en las venas de un tren
mientras todo lo que pasa
late a velocidad constante
y vuelve sobre sus pasos
la inercia se extiende
atomizada en el aire
una niebla cóncava
sobre el cuerpo abandonado
temblando de regreso
la ciudad resplandece y me pierdo
su pátina crepuscular
corrige una curva
el sueño sacude
lo que esconde en superficie

da vida en círculos


II
hoy bebí la leche del recuerdo
tu gozo de bailar era la palma de la mano
ramas de un instrumento que se movía
yo era el viento era el viento
y te alcanzaba
esa manera en que la tarde
se venía encima
y nos encerraba una ola de miedo
en el manchón descascarado
la pared azul de humedad
qué bien que danzaban
cuatro verduras en la olla
yo era el viento era el viento
y las pálidas hojitas
del paraíso caían hacia nosotros
respirando en la oscuridad
sobre las bocas saciadas


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